Estudiante cubano cuenta como algunos libros han sido su refugio, a pesar de los videos juegos...

¡Hola! Solo soy un joven lector empedernido que quiere compartir unos pensamientos. Este sitio llamó mi atención por su iniciativa de fomentar la salud mental y el bienestar en general a través de la lectura, lo considero un objetivo noble, así que decidí redactar esto con la esperanza de que al menos una persona que lea mis palabras se interese por el maravilloso mundo de la literatura, o que por lo menos encuentre en este algo de provecho tal y como yo lo hago todo el tiempo. 

Cuando no tengo la mente entretenida en juegos o videos suelo dedicar mi atención a alguna que otra novela, preferiblemente una en formato duro para no agotarme tanto la vista (también porque me gusta el olor de los libros, ya sean nuevos o muy usados), aunque a veces me topo historias tan, pero tan buenas que hacen que valga la pena pasar horas y horas ante la pantalla, leyendo un pdf, solo para descubrir qué es lo que ocurre después. Uno de mis ejemplos favoritos es Diez Negritos, una novela policíaca escrita por Agatha Christie. 

Honestamente no tenía idea de lo mucho que me cautivaría su trama en el momento que una amiga me lo recomendó, nunca me interesó el género policial, pero es que Diez Negritos no es la típica historia del detective famoso que resuelve misterios con su genial astucia, no, a lo largo de cada capítulo, es el lector el que juega a descubrir al asesino mientras ve morir a los visitantes de la mansión solitaria en la isla abandonada. La maestría con la que la autora conduce el argumento mientras va dejando sutiles pistas de quién pudiera ser el responsable de las muertes me mantuvo desesperado por terminar el libro... el final me dejó encantado, y ahora tengo a Diez Negritos en un pedestal imaginario junto a los mejores títulos que he leído. 

Consumir ficción vale mucho la pena, en la ficción escrita he hallado un refugio lejos del alboroto de la realidad en que vivo, siempre es placentero lo poderoso que me siento cuando leo algo y en mi mente comienzan a aparecer imágenes de la acción y sonidos de los personajes que hablan y piensan mientras me muestran su historia, es como entrar a otro universo por un rato.

A medida que crezco veo el mundo con otros ojos y lo que leo hoy se distancia mucho de lo que leía cuando era niño, sin embargo, por pura nostalgia decidí hace ya par de años volver a abrir El Principito. Lo que puedo decir al respecto con absoluta certeza, es que mi mamá mintió cuando me dijo que es un libro infantil. Claro, disfruté en su día de la curiosa aventura del niño intergaláctico que tiene un zorro mascota, la verdad es que la segunda vez me pegó muy diferente... y la tercera. Es una obra corta, no por ello menos significativa, cuanto más años adquiero, más cosas nuevas descubro en las pocas páginas de El Principito: enseñanzas, reflexiones, sentimientos... es simplemente fascinante todo lo que se puede desentrañar de los diálogos y acciones de todos y cada uno de los personajes, tanto del protagonista como de todos los otros habitantes de los planetas que visita en su travesía. 

Es que las obras de ficción son, al fin y al cabo, cuadros del entorno de un autor y, por ende, extensiones del mundo real. Por ello es entendible el sentirse identificado con ciertos personajes de películas o series, con sus alegrías o dolores. Pues es el elenco de personajes lo que le más le da vida a las palabras en el papel.

A veces me tomo un descanso de los mundos mágicos y fantásticos que constituyen mi género favorito, para echar el ancla y entretenerme con libros que tratan temas más realistas, en circunstancias más realistas. No he terminado La Insoportable Levedad del Ser, de Milan Kundera, sinceramente lo estoy disfrutando lo más que puedo, pues sé que va a ser uno de mis títulos preferidos cuando lo acabe. Tampoco me atraen los romances, pero más que un romance, esta novela es un gran pensamiento filosófico contado a través de la relación entre dos parejas, sus amoríos, sus pasados cada uno más turbio que el anterior, sus infidelidades, el sexo que tienen, sus conflictos internos... está tan bien redactada que hasta te enseña de historia y política en lo que desarrolla el argumento y sus cuatro personajes. No he llegado al clímax, pero poco importa, ya valió la pena lo que he leído hasta ahora. 

A mi edad es bastante determinante el papel que juega lo que consumo por entretenimiento en mi crecimiento como persona. La pura verdad, todo lo que he leído me ha dado tanto, que ya solo me resta salir a chocar contra la cruda realidad para terminar de madurar. He aprendido un poco de todo, sin embargo, lo que más me ha aportado la lectura es algo que considero mi mayor recurso: el poder de la palabra. El ser capaz de despertar pensamientos y emociones en las mentes de otros con la oratoria, así como el poder crear cosas maravillosas y otorgarles vida solo con palabras bien ordenadas y signos correctamente ubicados... es una habilidad fascinante, mágica, incluso. Realmente la literatura me ha ayudado mucho para bien, espero haberlo dando a entender. Sin más que añadir por ahora... ¡gracias por leer!

Dario

Hello! I'm just a young, avid reader who wants to share some thoughts. This site caught my attention because of its initiative to promote mental health and general well-being through reading, it is a noble goal, so I decided to write this hoping that at least one person will become interested in the wonderful world of literature, or at least find something useful in it, just as I do all the time.

When I don't have my mind occupied with games or videos, I usually devote my attention to some novel or another, mostly in physical format so as not to strain my eyes so much (also because I like the smell of books, whether they are new or well-used), although sometimes I come across stories that are so good, that they make it worth spending hours and hours in front of the screen, reading a pdf, just to find out what happens next. One of my favorite examples is Los diez negritos, a detective novel written by Agatha Christie.

Honestly, I had no idea how much I would be captivated by its plot when a friend recommended it to me. I was never interested in the police genre, but Los dies negritos (aka And Then There Were None) is not the typical story of a famous detective who solves mysteries with his brilliant mind. No, throughout each chapter, it is the reader who plays at discovering the murderer while watching the visitors of the lonely mansion on the abandoned island die one by one. The mastery with which the author leads the plot while leaving subtle clues as to who could be responsible for the deaths kept me desperate to finish the book... the ending left me enchanted, and now I have Ten Little Niggers on an imaginary pedestal next to the best titles I have read.

Consuming fiction is very worthwhile. In written fiction I have found a refuge far from the hustle and bustle of the reality in which I live. It is always pleasant how powerful I feel when I read something, images of the action and sounds of the characters that speak and think while they show me their story begin to appear in my mind. It is like entering another universe for a while.

As I grow older I see the world with different eyes and what I read today is far from what I read when I was a child, however, out of pure nostalgia I decided a couple of years ago to open El Principito again. My mom lied when she told me that it is a children's book. Of course, back in the day I enjoyed the curious adventure of the intergalactic boy who has a pet fox, the truth is that the second time it struck me very differently... and the third. It is a short work, but no less significant for that. The older I get, the more new things I discover in the few pages of The Little Prince: teachings, reflections, feelings... it is simply fascinating everything that can be unraveled from the dialogues and actions of each and every one of the characters, both the protagonist and all the other inhabitants of the planets he visits on his journey.

The fact is that works of fiction are, after all, pictures of an author's environment and, therefore, extensions of the real world. Thus, it is understandable to feel identified with certain characters in films or series, to empathize with their joys or pains; it is the cast of characters that gives life to the words on paper.

Sometimes I take a break from the magical and fantastic worlds that constitute my favorite genre, to entertain myself with books that deal with more realistic themes, in more realistic circumstances. I have not finished The Unbearable Lightness of Being, by Milan Kundera. I am honestly enjoying it as much as I can, because I know that it will be one of my favorite titles when I finish it. I am not attracted to romances either, but more than a romance, this novel is a great philosophical thought told through the relationship between two couples, their love affairs, their pasts each one more murky than the last, their infidelities, the sex they have, their internal conflicts... it is so well written that it even teaches you about history and politics as it develops the plot and its four characters. I haven't reached the climax yet, but it doesn't matter, what I've read so far has been worth it.

The truth is, everything I have read has given me so much, that all I have to do now is go out and face the harsh reality to finish maturing. I have learned a little bit of everything, however, what reading has given me the most is something that I consider my greatest resource: the power of the word. Being able to awaken thoughts and emotions in the minds of others with oratory, as well as being able to create wonderful things and give them life only with well-ordered words and correctly placed signs... it is a fascinating, even magical ability. Literature has really helped me a lot for the better. I hope I have made that clear.... thanks for reading!

Dario.